jueves, 26 de julio de 2007

Generaciones

En otra entrada comentaba la diferencia generacional que se traducía en una forma distinta de percibir la vida, el trabajo, el compromiso en general.

Reflexionando posteriormente, volvían a mi mente hechos y acciones pasadas, las cuales cuando vuelven a la mente no soy capaz de saber qué pasaba por mi mente en ese momento, cómo podía participar en estos hechos, y cómo aún peor, estas acciones pasaban a formar parte de la historia de la pandilla, y su recuerdo conjunto nos hace más amigos y nos acerca algo tras muchos meses sin vernos.

Pasarán algunos años, y les llegará la hora a mis hijos de vivir situaciones parecidas, y a uno mismo de reconducir las situaciones, o lo que es peor (o mejor si acudimos a aquello de ojos que no ve corazón que no siente) no me llegue a enterar nunca de que sucedieron.

¿Cómo no acordarme cuándo por despiste nos colamos por una vía de aceleración a una autovía en sentido contrario? ¿Y cuándo se nos fundieron las luces de mi añorado Ford Fiesta e hicimos muchos kilómetros en la más absoluta oscuridad sólo iluminados por los intermitentes del forfi?. ¿y cuándo nos dió por hacer una descarga de líquidos conjunta en una fuente aledaña al mayor cuartel militar de nuestra localidad y tuvimos que salir a la carrera cuando acudieron varios policías militares porra en mano para darnos nuestro merecido? ¿y cuándo nos daba por empujarnos en las zonas de movida para provocar a los que considerábamos los chulos del lugar? Y estas fueron acciones graciosas o ligeras. Obvio de contar las incontables...

Por supuesto, estas cosas las hacían mis amigos, y yo únicamente era testigo de tales fechorías...

.... ¿y qué no harán mis hijos cuando les llegue la edad?...

1 comentario:

Anónimo dijo...

Ahhhhh¡¡¡¡¡¡recuerdos y recuerdos de nuestra juventud (divino tesoro, exclaman los tontos de baba)Desgraciadamente es muy cierto ese aserto que proclama: no me des consejos, que se equivocarme solo. O aquello otro que dice: la experiencia es la madre de todos los vicios. Los padres podemos o tratamos de influir en nuestros hijos, dando ejemplo, mas que con palabras, a las que pronto se las lleva el viento y el tiempo. Pero toda influencia mas allá de esos acciones en casa o en la calle, para que ellos traten despues de comportarse como "hombres de bien" y obrar en ese sentido a lo largo de sus vidas, es humo, del que apenas puede quedar en el futuro su olor. En realidad, cada uno se hace a si mismo en su relación con el medio en el que vive y de las amistades conque se rodea. Barbaridades las hemos efectuado todos, algunas con mas o menos fortuna. Lo importante es aprender algo de ellas, para acumularlo en nuestro maravilloso ordenador-cerebro-personal-portatil y tratar con ello de obtener beneficios futuros.