lunes, 23 de julio de 2007

BlackBerry Crash


Pues este nuevo término, acuñado por La Roca, tendría la siguiente entrada en el diccionario de la alguna Academia de la Lengua:

"Dícese de aquel golpe, impacto, choque o simplemente piña cuyo origen o motivante está en un dispositivo denominado Blackberry"

De este nuevo término he sido actor principal de una escena.

Ándale yo conduciendo mi precioso coche verde (aunque el verde no es santo de mi devoción, pero que últimamente me dá grandes alegrías) cuando noto que al dichoso chisme negro que poseo gracias a las bondades de mi empleador le parpadea la lucecita roja (ese color sí que me gusta, vaya usted a saber el por qué...).

Dicho efecto de lucecita roja (cuyo término exacto debería ser efecto blackrojo, y que es inversamente proporcional a la alegría de tu mujer/parienta/esposa/amante/novia u espontánea al verla) causa especial atención en la mente de un blackuser como yo.

'Total, estoy parado en un semáforo', pienso, y abro la bandeja de entrada de los correos del aparato. 'Vaya, lo voy a responder en un segundete', sigue mi pensamiento distraído tras una lectura en diagonal (término acuñado por mi amigo el maestro zhen).
Inicio el tecleo rápido en su teclado negro, cuando noto que la fila de coches se empieza a mover. 'Vaya tela'. inicio el movimiento muy lento mientras termino de teclear, cuando de repente se produjo el temido Blackberry Crash con un también precioso Audi A4.....

Moraleja: si blackberreas, no conduzzzzcas, sabesssss.

2 comentarios:

Anónimo dijo...

Pues eso mismo está escrito en el manual de tu BlackBerry.

http://www.miblackberry.com/2007/05/conducir-mientras-escribes-cme.html

Anónimo dijo...

Cuando tenía unos cuatro o cinco años, mi madre me llevaba a jugar en los jardines de Cristina (allí conocí a varios niños, que hoy son tan mayores como yo y que, a pesar del paso de tantos años, seguimos hablándonos y criticando todo lo que nos rodea, como el ¡casamiento de los maricones!), que por aquel entonces era el final del mundo civilizado (existía algo mas allá, la Palmera, el puesto de los Monos y los hotelitos de Heliópòlis, pero eso eran terrenos desconocidos, donde pululaban a sus anchas seres pecaminosos). Cuando sonaba el pito del tren(locomotora expulsando vapor blanco y oloroso a carboncilla), atravesábamos la ancha calle(final del paseo de las Delicias) y nos asomábamos al parapeto de ladrillos vistos, para ver pasar los vagones repletos de carbón. No había circulación de coches. El universo era de los niños. Años después, no muchos, mi suegro venía a Sevilla desde Marchena, conduciendo su chofer, llamado Morilla, (que tenía que haber llegado a los altares). Al pasar por aquella misma calle, en su cruce con el puente de San Telmo, mi suegro le advirtió, con voz aterrorizada: "¡Morilla, que el semáforo está en rojo!". y aquel buen hombre, le disuadió: "Esto son tonterias de la ciudad, D. Enrique". Te cuento estas batallitas para decirte que jamás recogí consejos sobre como conducir un auto(así se le llamaban entonces), porque, sencillamemnte, antes no los había y me los dio un represetante de laboratorio: Nunca deje usted de mirar al frente, pase lo que pase. Eso es lo que, como moraleja, se deduce de todo este lago párrafo. No choques más, hijo mio y, si no, confiésate en la compañía de seguros. Amén.