sábado, 1 de septiembre de 2007

Alejados

Pues resulta que uno de estos días, salimos mi querida Angela y yo a dar un paseo, hacer algunas compras que necesitábamos, ir al cine, y comer juntos, todo ello sin nuestra prole. Es un regalito que nos hacemos de vez en cuando en nuestras vacaciones para despejarnos un poco, y no porque nuestros niños nos incomoden.


Decidimos comer en un sitio cercano al cine, muy popular y de gran afluencia de gente. Una vez despejada la duda de qué llevarnos al estómago esa mañana, nos empiezan a dejar las tapas pedidas en la mesa y con gusto iniciamos la degustación.

Y hete aquí que me dicen de repente el consabido: 'que aprovechen'. Umm. ¿Es conmigo?. Levanto la cabeza de mi plato de solomillo, y veo a uno de los recientemente incorporados a la empresa, y con el cual he compartido partidos de futbito de los que perdíamos a pares (bueno, alguno ganamos, sabesss).

Y me dice mi mujer; 'me parece que no iba sólo'. Y me fijo con mayor detenimiento, y veo que efectivamente, compartía grupo este chico con toda la nueva hornada de profesionales, la mayoría de ellos becarios o recién incorporados. Y veo que estaban pensando sentarse cerca de donde estaba yo sentado con mi mujer. Pero de repente, deciden levantarse, y se van al fondo, lo más lejos que se puede estar del sitio donde estaba yo 'aposentado'.

Vaya. Que cosas. ¿Me estoy haciendo mayor? ¿Soy incómodo? Y yo que pensaba que era simpático...

1 comentario:

Anónimo dijo...

Lo mas probable es que se habían juntado, un día más, para intercambiar impresiones sobre lo que les parecía la empresa en la que trabajaban y, especialmente, sus directivos. Si alguien, encumbrado sobre sus occipitales, hubiera escuchado sus comentarios y pareceres, ¡¡¡TODOS A LA CALLE!!!. ¿Como no iban a sentarse lo más lejos posible?. Es más, si hubieran sospechado de tu existencia, sentado a una mesa en compañía de tu esposa, si lo hubieran ssbido, jamas hubieran entrado en ese establecimiento.