martes, 28 de agosto de 2007

Vacaciones


Entre esperas interminables, trabajo desesperante y sin fin, transtornos familiares y necesidad física, por fín estoy de vacaciones, si es que soy capaz de olvidarme de la dichosa blackberry, que como todos sabemos causa dependencia.


Las necesitaba como el comer. Estaba a punto de explotar. Y eso que estoy una semana únicamente. De lo que tengo miedo es que no sea suficiente para desconectar, olvidarme, distraerme, soñar con mis proyectos... Pero tengo que hacer el intento. Por mí mismo, y por mi familia.


En fin, que seguiré escribiendo en el blog, pero juro por las barbas de pirata de palo que apago la blackberry ya, pero que ya. Y Vicente debería hacer lo mismo.

1 comentario:

Anónimo dijo...

Lo que es malo, en verdad, es tener depedencia con las vacaciones mismas. Eso quiere decir que en el trabajo se está a una velocidad que no es buena tenerla y mucho menos mantenerla todo el año. ¿Hay solución para eso?. Si, cuando termina la jornada, cerrar los circuitos y entregarse a una función totalmente distinta y lejana. A mi me fue muy bien la cocina. LLegaba a casa cansado y con la mente entregada a realizar diagnósticos diferenciales, con respecto a algunos de los enfermos que habia visto aquella misma tarde (lo mismo podía hacerlo a la mañana siguiente, despues de descansar toda la noche), y me refugiaba en los fogones. Preparar una salsa de tomates y que a todo el mundo le guste, es ya una proeza. No tengo que decirte que lo mismo se consigue marchándote al Guadalquivir, a intentar pescar anguilas (¡a ver quien las come despues! Mi madre las tiraba a la basura, "¡que asco, si son culebras!") o de forma mas sedentaria y tranquila, la lectura, con un contenido totalmente intrascendente (El señor de los Anillos, Lo que el viento se llevó, La conquista de México...) o, todo lo contrario, adentrarte en el lujoso y esclarecedor mundo de la filosofía o de la teología (te aseguro que es mundo apasionante, lo que todos nuestros antecesores han expresado despues de muchas horas de pensar en como intentar mejorar o explicar el mundo en que vivimos). Pero es necesario e imprescindible desconectar totalmente. Lo contrario lleva, sin duda alguna, irremediablemente, al infarto de miocardio...y, encima, nadie agradecerá tu entrega. Como mucho, diran: "que buen trabajador era...¿a quien van a nombrar en su puesto?" Ya está. Otro candidato a criar malvas antes de tiempo.